River Ebro: 12º, 48 puntos, 51-53
Juanjo Rubio y Óscar Arpón cogieron el equipo con la intención de dotar de al club de cierta regularidad, de no ser un conjunto que a medida que pasaban las jornadas iba decayendo en su rendimiento. Todo ello, además con el reto de apostar por la gente local y, si hiciera falta, por juveniles. E incluso tratando de mostrar un juego alegre y combinativo, un aspecto que se ha visto más durante la segunda vuelta. Con esa empresa, el River Ebro tuvo que hacerse fuerte en la primera vuelta en el San Miguel. Fue un inicio de temporada complicado, en el que lo importante era asentar al equipo, por lo que la seriedad defensiva pasaba a primer plano. Aunque como visitante era un bloque al que le costaba hacer gol, que estaba más pendiente de las tareas defensivas, como local era un conjunto difícil de superar. El triunfo ante el Varea como anfitrión le demostró el camino para ser un grupo sólido ante su gente. Gracias a su buen hacer en el San Miguel en la primera vuelta se ubicó en la zona media de la tabla, sin problemas por abajo y sin grandes objetivos por arriba. Por eso, la segunda vuelta vio a un grupo más propenso a buscar la portería rival con buenas manera, aprovechando los extremos, la calidad y velocidad de sus hombres ofensivos. Quizá así se entiende que como visitante empezaba a puntuar, a ganar algún partido. Cierto que esa fortaleza en casa se fue perdiendo, pero sí que se ganó en constancia y regularidad, tanto en resultados como en juego.