JUANJO RUBIO CON JORGE PEREZ

JUANJO RUBIO CON JORGE PEREZ
ENTREGA DEL TITULO DIRECTOR DEPORTIVO

jueves, 6 de octubre de 2011

UN OFICIO COMO TANTOS "ENTRENADOR"

La poseo todavía. Es una copia anónima, que alguna vez alguien me entregó. Por su mal estado, es sin duda fotocopia, de fotocopia, de fotocopia. Se modificaron la mayoría de los conceptos. Pero la idea original no me pertenece.

NO TIENEN UN NOMBRE ESPECÍFICO.Se les llama 'ENTRENADOR', 'MISTER', COACH, 'PROFE', 'MAESTRO', o simplemente 'DIRECTOR TÉCNICO', y no se descubrió todavía el camino que conduzca al éxito.

NO SE PUEDE IMITAR A OTRO, pues parece existir un sutil secreto de personalidad, que hace que lo que para uno resulta espectacular, para otro sea intrascendente.

NO PUEDE PLAGIARSE EL ÉXITO, pues nadie sabe realmente en qué consiste.

Los que lo tuvieron representan a todos los segmentos: los hay jóvenes y viejos; capaces y mediocres; duros y blandos; alegres y amargados; pacientes y fastidiosos; agradables y antipáticos; locuaces e introvertidos; profesionales y profanos; fuertes y débiles; expertos e inexpertos; audaces y temerosos; astutos e inocentes; renombrados e ignotos; leales e inescrupulosos; humildes y soberbios; calculadores y espontáneos; fríos y sensibles; etcéteras y etcéteras.

 
SÓLO LOS UNE UNA CONSTANTE...REPRESENTAN UNA MINORÍA.

NO PUEDE NADIE COPIARSE A SÍ MISMO, pues aún sin cambiar de equipo y con los mismos jugadores, al éxito más altisonante, puede seguirle el fracaso más estruendoso.

NO EXISTE UNA RECETA. Muchos son perseverantes, unos más que otros, pero sólo la dedicación no es suficiente.

NO SE PUEDEN GARANTIZAR RESULTADOS. Todos quieren ganar, sólo que algunos con mayor intensidad, pero esto tampoco alcanza la mayoría de las veces.

NO HAY SEGURIDAD LABORAL. Los que pierden, casi siempre son despedidos, Se les quitan los honores cuál si fueran las jinetas despojadas a un militar traidor, y se les cuestiona por tozudez, la búsqueda infructuosa de los mismos objetivos por los cuales se los contrató, o por inconstantes si cambiaron sin darse tiempo suficiente para encontrar los resultados. Incluso el ganar, a menudo no es suficiente. Porque también se despide al que gana, o se espera pacientemente el momento oportuno para poder hacerlo.

ESTÁN SIEMPRE AL DESCUBIERTO.

Son juzgados por hinchas, dirigentes, periodistas, jugadores y hasta por sus pares. Lo grave es que muchas de esas personas no están calificadas para hacerlo.

No tienen vida privada, y ni siquiera -como la mayoría de las personas- pueden descansar el fin de semana. Hacen vida de nómades y descuidan a sus familias. Viajan sin cesar, aunque sólo conozcan en detalle hoteles, aeropuertos y estadios.

Se registran sus triunfos, pero las derrotas pesan más. Tres victorias seguidas, pocas veces alcanzan para merecer una nota periodística o para que la hinchada coree su nombre; pero tres derrotas en un mes son sinónimo de despido.

Un par de cambios oportunos que lleven al triunfo, jamás tendrán la misma repercusión en los diarios, o la televisión, que el primer plano del jugador que sale disconforme con su relevo.

NO TIENEN DONDE ESCONDERSE.

Deben dar la cara cualquiera fuere el resultado. Y nunca lograrán satisfacer a todos los jugadores, dirigentes y simpatizantes.

Generalmente tampoco se encuentran satisfechos con ellos mismos, y cuando lo logran aparece un próximo compromiso que los mantendrá ocupados y ajenos a la gloria.

Si ganan una vez, aumentan su obligación de triunfar en el próximo encuentro. Si pierden, sucederá lo mismo.

Preparan victorias, y sufren derrotas. En los éxitos no suben al podio con los jugadores. En los fracasos los espera una multitud...pero para insultarlos.

Los periodistas les exigirán respuestas y los consultarán a toda hora mientras estén vigentes, y los sumirán en el más espantoso de los ostracismos, cuando no tengan equipo.

NO TIENEN ESCAPATORIA.

Desempeñan una profesión estresante, difícil, poco reconocida, solitaria y cambiante. Llegan al club como 'los mejores', pero -en la mayoría de los casos- se van como 'los peores'. En ese instante son desplazados, subestimados, ridiculizados y hasta agredidos.

Y pese a todo ello, siguen dispuestos a perfeccionarse, ilusionarse e intentarlo. Sienten la profunda vocación de dirigir y entregar a los jugadores sus conocimientos porque:

aman lo que hacen, y aunque sólo haya paz en sus hogares cuando no dirigen, desean intensamente conducir a un plantel. Por ello sueña con el partido perfecto, el equipo ideal y la vuelta olímpica en andas de su gente...AUNQUE TODAVÍA NO HAYAN CONSEGUIDO TRABAJO.

JUAN JOSE RUBIO LAUREOS

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